Historia y Grafía: treinta años de reflexión sobre lo que hacemos los historiadores. De Ricardo Nava Murcia
Hace treinta años se publicó el primer número de la revista Historia y Grafía. Sus fundadores, Alfonso Mendiola y Guillermo Zermeño, fincaron en ésta un propósito: difundir, dialogar, discutir y debatir acerca de las reflexiones que, en torno al oficio de la historia, venían dándose en otros ámbitos académicos, dentro y fuera de México. En el fondo, y como escribió en aquel primer número inaugural Guillermo Zermeño, había que romper un cierto ensimismamiento disciplinario e institucional, así como comenzar a pensar, de otro modo, lo que hacemos los historiadores al momento de ir a los archivos, producir un texto y darlo a ver a la sociedad. Propósito que se ha tejido a lo largo de los 60 números publicados, tanto en sus expedientes como en sus ensayos y reseñas, mostrando, a su vez, otra de las intenciones que esta revista ha venido confirmando en estos treinta años: dar a conocer lo que el Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana ha pensado, leído, e investigado para contribuir al quehacer de la propia disciplina.
Hoy, a la luz de aquel primer propósito, se podrían actualizar aquellas inquietudes desde otras preguntas: ¿Cómo se valida y produce el conocimiento histórico?, ¿cuáles han sido las formas de escritura de la historia del ayer y de nuestro tiempo presente?, ¿cómo poder pensar históricamente cada vez más? Cuestiones que enmarcan toda posibilidad de renovación y actualización de la identidad que la propia revista ha ido forjando en todos estos años.
Un tiempo nuevo se deja ver en el horizonte de nuestra reflexión. Los retos que enfrenta la disciplina de la historia tienen como contexto los cambios vertiginosos en las nuevas formas de comunicación digital y global; los cambios políticos y culturales; los nuevos modos de interrogarse sobre la propia historia en otros espacios geográficos y desde otras disciplinas; los diferentes modos de reflexión sobre los usos de la memoria y de los archivos en relación con el olvido; todo esto y más aspectos, confluyen en trazar un propósito renovado, actual, y que busque ser pertinente para continuar con la tarea que Historia y Grafía ha venido forjando: pensar cómo es posible la historia, asumiendo los retos que imponen lo digital, lo social y la propia disciplina. Es por esto por lo que también hay que indicar que esta revista, a diferencia de otras, no ha buscado, ni ha concebido una escuela historiográfica, sino que ha construido comunidades diversas y heterogéneas de pensamiento sobre la historia, capaces de pensar desde las diferencias epistemológicas e historiográficas, pues si en algo ha contribuido esta revista es en no ahorrar a otros la experiencia del pensar. Que con estas líneas podamos celebrar renovadamente los treinta años de la revista Historia y Grafía.